El Dogo guatemalteco es una variante de la raza dogo, característica de Guatemala. Se trata de un perroguardián.
Desde los años 1990, la Asociación Canófila Guatemalteca inició el estudio de esta raza para que la Federación Cinológica Internacional (FCI) otorgue el reconocimiento mundial sobre la crianza de perros con pedigrí, la única en esta región. El encargado de estudiar la raza para fijar su estándar, aprobación y reconocimiento internacional a través de la FCI es el médico veterinario y zootecnista Arturo Chávez.
El dogo guatemalteco es el producto de los cruces al azar entre las razas Bull Terrier Inglés, Dálmata y Bóxer. Los registros de su existencia datan de 1890, pues hay imágenes de un dogo guatemalteco en una colección de 12 fotos de la época, propiedad de Arturo Gallusser. También se sabe que la familia Gerardi, en 1910, tenía algunos ejemplares de estos canes, pero se desconoce la descendencia de los mismos. Es un perro que sobresale por ser un buen guardián, es de talla mediana y un poco más largo que alto, por lo que no tiene una apariencia totalmente cuadrada. Su cabeza es bastante cuadrada y sus labios están ligeramente colgados; su mandíbula es bastante fuerte y tiene la mordida en forma de tijera. Su color predominante es el blanco muy brillante con algunas manchas negras o pardas. El pelaje es corto, áspero, tupido y bastante pegado al cuerpo. Se recomienda un baño sólo cuando sea necesario o puede limpiarse con un pañuelo húmedo para quitar pelos que se han caído o cuando se ha ensuciado. Una socialización a una edad temprana será necesaria con las personas. También deberá de hacerse si se tiene mascotas de otro tipo para que en el futuro no tenga que pelear con ellas, y para que no sea un perro totalmente agresivo. Necesita de actividades diarias como paseos al lado de su dueño para no aburrirse, ya que es un perro enérgico y puede volverse destructivo y estresado al no usar la energía que posee. Aproximadamente de 11 a 12 años.
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