El san bernardo es una raza de perro originaria de los Alpes suizos y del norte de Italia. Es el perro boyero más famoso junto con el mastín del Pirineo y es muy próximo al gran boyero suizo. Desciende del extinto mastín de los Alpes, que se mezcló con otras razas como el dogo del Tíbet, el terranova y el gran danés. Su nombre en otros idiomas es: St. Bernhardshund, Bernhardiner, Chien du Saint-Bernard, Saint Bernard Dog. En el paso de montaña del Gran Monte St. Bernhard, a 2.469 metros sobre el nivel del mar, unos monjes fundaron en el siglo XI, un hospicio para viajeros y peregrinos. Allí se criaron, desde mediados del siglo XVII, perros grandes de montaña para guardia y vigilancia. La existencia de aquellos perros está documentada gráficamente desde 1695 y por escrito en unas crónicas del hospicio desde el año 1707. Estos perros pronto se utilizaron como perros de escolta y, especialmente, como perros de salvamento para viajeros perdidos en la niebla y la nieve. Existen crónicas publicadas en muchos idiomas sobre las numerosas vidas que fueron salvadas por estos perros de la "muerte blanca" y relatos de soldados que cruzaron el paso de montaña con Napoleón Bonaparte hacia 1800, en el siglo XIX, que extendieron la fama del perro de san bernardo por toda Europa.
Esta investigación demuestra cómo la selección, ya sea natural o en este caso influenciada artificialmente por el hombre, es la fuerza motora fundamental detrás de la evolución de la vida en el planeta. Es un perro que necesita cuidado especialmente en la cara, ojos y párpados y con su pelaje, en especial en la variedad de pelo largo. Es conveniente que haga algo de ejercicio (sin excederse debido a su propensión a padecer torsión de estómago) y que disponga de espacio adecuado a su gran tamaño (150 metros cuadrados como mínimo, aunque de 300 metros en adelante es lo más aconsejable).
Hay que evitar especialmente durante su crecimiento el que tenga sobrepeso, puesto que ello puede agravar su tendencia a mostrar problemas de displasia de cadera y de codo. Debido a su pelaje y a su tamaño hay que estar atentos en evitar lugares cerrados o poco ventilados en los que haga bastante calor puesto que ello puede provocarles un golpe de calor (incluso a los de pelo corto).
Hace falta especial atención cuando se le suministre cualquier tipo de sedante o similar ya que suelen tener en algunos casos una cardiomiopatía dilatada no diagnosticada, lo cual podría tener consecuencias fatales para ellos.
Su compañía y alegría son favorables para la salud. Se necesitan dos cosas fundamentales para su cuidado: limpiarles las orejas y sacarles las legañas. El san bernardo es un perro grande, elegante y fuerte, extrovertido, su apariencia es amigable, pacífica, es un perro "bonachón". En general manso y afectuoso, es muy leal y devoto a sus amos. Es especialmente adecuado para los niños por quienes siente especial atracción, por lo que recibe el apodo de "perro niñera". Es lo bastante grande para proteger con mesurada agresividad. En el “periodo de oro del san bernardo” (1920-1940) muy raramente eran vistos en las exposiciones machos inferiores a 80 cm de Suiza, de Alemania, de Holanda y no eran tan raros los sujetos por encima de los 90 cm.
También actualmente un buen san bernardo para acceder al campeonato nunca tendría que estar -salvo algunas excepciones- por debajo de los 80–82 cm y exceder abundante tal límite para alcanzar por arriba si es posible los máximos del dogo alemán y del Irish wolfhound aunque con mayor volumen, mayor longitud del tronco y mayor peso, naturalmente.
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